Lo voy a tomar de entrante… ¿con qué vino acompaño este queso curado? ¿Y si lo prefiero de postre? Os dejamos algunos consejos:
Hablemos de vino
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el sabor del queso debe de ser menor o igualar al del vino, es decir, un queso suave lo podremos acompañar de un vino de sabor suave y sin mucho cuerpo. Si lo que vamos a comer es un queso fuerte deberemos acompañarlo de un vino con mucho cuerpo y sabor.
También hay que tener en cuenta que suele resultar buena combinación el queso con el vino que se elaboran en el mismo lugar o región y que a mayor curación del queso, mayor crianza del vino y por lo tanto mayor cuerpo. Esta regla sirve tanto para blancos como para tintos.
Para ser más específicos, el queso curado o muy curado está bien acompañado con vinos de crianza con cuerpo o blancos fermentados en barrica.
Hablemos del postre
Las frutas de verano como el melón, la sandía, los melocotones o las nectarinas están deliciosas al entrar en contacto con el sabor lácteo de esta variedad de quesos. Tampoco hay que dudar a la hora de combinarlos con piel de naranja confitada. Recomendación a la que se unen también las peras, los higos y las uvas frescas.
Además le podemos añadir un poco de Miel de Liébana para abrir un nuevo mundo a tu paladar.
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